
Sopla el
viento furioso por las añejas calles de la ciudad, por el barrio viejo, donde
las casas cuentan historias a aquel viajero que tenga tiempo de escuchar.
Las ramas de los árboles se agitan con
fuerza a su paso, parece que puedan romperse, sus hojas se rozan a gran
velocidad y el sonido hace eco por las paredes desnudas de los inmemoriales
edificios, de glorias pasadas ahora olvidadas. Palacios de piedra y mármol,
iglesias inacabadas, serenas e implacables a lo largo del tiempo, techumbres de
madera podrida que crujen al sentir al viento, tejas roñosas y viejas cubren
los tejados,.. La vieja ciudad pervive dormida en el tiempo.....
El viento
recorre sus calles, delirante en su camino, quiere atravesar la ciudad de punta
a punta llevando su mensaje. La ciudad dormida en su ajetreo no atiende a sus
plegarias. Lástima que nadie quiera detenerse un momento a escuchar, lástima
que nadie tenga un minuto para él. Quizás por ello se enfurece cada vez más,
nadie se para a escuchar su vieja canción olvidada, silba por los recovecos de
aquella ciudad que parece desierta, pero nada más lejos de la realidad,
millones de personas recorren sus calles cada día, cada noche,.. Pero tan solo
las recorren, un río de gente que no tiene tiempo, ni siquiera para pararse a
pensar.